“SOLITA ESTOY Y SOLITA QUIERO ESTAR, PARA SER PATRÓN DE MI PROPIA NAVE” (CHRISTINE DE PIZAN)

 


¿Sabías que en el medievo contábamos con un libro en el que aparecen más de 100 ejemplos de mujeres a las que elogiar?

Vengo a compartir lo que para mí ha sido todo un descubrimiento, la figura de Christine de Pizan, y una de sus obras más importantes “La ciudad de las Damas”.

Aunque era veneciana, la situamos en la Francia del siglo XV, su padre fue un astrólogo e intelectual reputado en toda Europa que decidió educar no sólo a sus hijos varones, sino también a su primogénita.

A los 25  años, Christine ya se encontraba viuda y contaba con tres hijos y una madre a la que cuidar. Aunque la solución normal a esta situación era casarse de nuevo, Christine decidió mantenerse por sí misma, y con su producción literaria terminó siendo famosa en toda Europa.

La Ciudad de las Damas”, fue una de sus obras más conocidas, en ella pretende demostrar que la falta de formación era el único límite del género femenino. Así crea una ciudad ficticia regida por Razón, Rectitud y Justicia, y habitada sólo por mujeres, damas no por su sangre sino por su espíritu noble.  Entre ellas estaban la poeta Safo; Dido y Semíramis, fundadoras de Cartago y Babilonia, o Lucrecia, la matrona romana que decidió suicidarse tras ser violada por el hijo del último rey etrusco de Roma. Guerreras, mártires, santas, poetas, científicas o reinas: Christine reunió a las mujeres de la historia y de la mitología en una ciudad para demostrar que la opresión del hombre era la única y verdadera causa de la inferioridad femenina.

En el libro, no sólo nos acerca a figuras femeninas de la historia y la mitología sino que  las presenta para echar abajo cada uno de los argumentos por los que los hombres difaman a las mujeres y las múltiples prohibiciones y limitaciones impuestas: a cada uno de los planteamientos, la autora contrapone ejemplos de mujeres que superaron ampliamente esos prejuicios misóginos.

Suyas fueron estas palabras: "No todos los hombres (sobre todo los más inteligentes) comparten la opinión de que es malo educar a las mujeres. Pero es cierto que muchos hombres estúpidos lo afirman, ya que no les gusta que las mujeres sepan más que ellos".  Así como suyo también fue lo que parece un verdadero grito de guerra que nos  muestra a una auténtica activista de la Edad Media y que me parece perfecto para acabar: “No hay que quedarse agazapada en un rincón como un perrillo. Instruiros y empuñad la pluma”.

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